«La potencia del Fuego Esencial, mal direccionada, puede generar estragos en cualquier organismo inexperto«
La auto-combustión o combustión interna es un claro ejemplo de lo que puede llegar a ocasionar la potencia, si se manipula irresponsablemente.
El Fuego Esencial está contenido en todos los elementos cósmicos y -por designio supremo- en la profunda intimidad de la naturaleza humana. Este oculta numerosos misterios y solo de vez en cuando surge algún valiente dispuesto a ser redimido por sus temibles brasas con tal de acceder a ellos.
Sin embargo, existe otra clase de ingenuos, quienes, anhelando conocer esos prodigios y secretos (de la alquimia) y sin haber tenido la debida preparación ni seguido un debido proceso iniciático, emprenden una travesía que resulta desconocida (para ellos) y que a menudo termina con su deceso; luego de ser devorados por la serpiente ígnea.
No se necesita ser inteligente para descubrir por qué todas las víctimas de tan riesgoso experimento han perecido de la misma manera y por qué el fuego siempre se inicia en la misma zona de su cuerpo.
Para que el aspirante a la iniciación logre retener el fuego, sin correr el riesgo de implosionar, es necesario que aprenda con antelación como aceitar debidamente toda la maquinaria de su vehículo físico.
Las “lámparas” deben deshollinarse antes de ser encendidas y el combustible para el atanor no puede exceder su límite.
Cuando el caudal es abundante y potente, y el combustible no es transportado de una forma regulada y responsable, las consecuencias suelen ser fatales y el devenir de la temida auto-combustión será inminente.
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