A través de cada uno de sus comportamientos, el ser humano exhibe los rasgos de su genética terrenal, la cual se entremezcla con la naturaleza primigenia; la de su Esencia, y la del Espíritu del que fue engendrado.
La genética de la personalidad temporal deriva ante todo de los padres biológicos y de otro lado, de los atributos secundarios, como lo son, el signo zodiacal y el nombre.
ADOLPH HITLER, una Esencia originalmente malvada y defectuosa; sellada desde su nacimiento con un nombre bastante nefasto, no fue la excepción a aquellos designios de la naturaleza.
El nombre ADOLPH (Adolf) se compone del prefijo A (Anti) y de la palabra DOLPH (Vida) y traduce, MUERTE, DESTRUCCIÓN.
HITLER significa, EXTERMINADOR. ,
Con su “marca personal” (la mano extendida señalando hacia lo alto) y en una época en la que la ALQUIMIA era ampliamente conocida en Europa, el propósito del sanguinario “führer” era evidente. Había tenido acceso a los conocimientos de la prodigiosa doctrina, sus conclusiones estaban soportadas en sus “alocadas” interpretaciones y apuntaban principalmente a la promoción del repulsivo racismo.
Lo cierto es que dicho sello (símbolo de su monstruoso complejo de superioridad) era el reflejo de su Esencia.
Actualmente, muchas personas (mayoritariamente inconscientes) continúan enviando un mensaje similar (de forma involuntaria). Siempre que un individuo pone su(s) mano(s) sobre el hombro (u hombros) de alguno de sus semejantes, está dando a entender que es portador de aquel abominable “complejo de superioridad”.
Hay quienes, para minimizar al otro y de paso alimentar su ego de la soberbia, van más allá, y, de forma grosera y abusiva, se atreven, no solo a colocar su mano sobre el hombro, sino que aprietan con violencia. Lo que hace que su actitud sea aún más despreciable.
Extraña y sorprende que los laureados psicólogos y quienes se jactan de su exitosa lucha contra la desigualdad, hasta hoy no se pronuncien sobre el tema. Es muy probable que ni siquiera lo hayan notado.
Creeríamos que este tipo de señales -que denotan opresión- son costumbres que a estas alturas deberían haber desaparecido por completo.
Los auténticos psicólogos; filántropos y Seres Supremos, jamás adoptan ese tipo de conductas.
Los “lomos” son sagrados y nadie debería osar poner sus manos sobre ellos.
© TOMANCU CATLOCA… “el que ciñe los lomos”